27. Respiración


La respiración es el ejemplo el más sorprendente de la gran ley que reina en todos los niveles de la creación: la del flujo y del reflujo, la del vacío y del lleno –el vacío que tiene que llenarse y el lleno que tiene que desbordarse bajo pena de asfixie – la ley del intercambio, la ley de la vida. Respirar conscientemente es, en efecto, armonizarse con la Naturaleza entera.

“Gracias a la respiración, dice el Maestro, vuestro organismo capta energías en el espacio, y os sentís más vivos, más despiertos. Aquél que hace bien los ejercicios de respiración se siente llevado por las olas poderosas de la vida y entra en el mundo de las energías sutiles que, poco a poco, despertaran sus chacras.”

Hay aún otra cosa muy interesante en este ejercicio. Observemos bien: nuestros brazos se abren de par en par y proyectamos generosamente nuestras energías…damos. Pero al mismo tiempo, estamos inspirando…recibimos…Después nuestros brazos se cierran y absorbemos las energías que hemos captado, mientras al mismo tiempo cantamos, dando nuestra voz, modulada por nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestra vida. No dejamos de recibir aunque en otro plano, de otra manera damos. ¿No es el intercambio ideal?

Las líneas características de las tres frases musicales nos invitan a cantarlas comulgando:

- tres veces con el amor, que se eleva hacia el cielo arrastrando en su corriente todas las entidades que vuelven su mirada hacia el Trono de Dios;

- tres veces con la sabiduría, esta luz que desciende hasta nosotros a través del resplandor de nuestros innumerables Hermanos Mayores;

- tres veces con la verdad, que reúne el número infinito de criaturas en la unidad del espíritu.

Amor, Sabiduría, Verdad… ¡Me gusta acabar la Paneuritmia con estas palabras claves de la Enseñanza!