7 y 8. Liberación y Aplaudir


Existe un parecido entre los movimientos de “reconciliación” y los de “liberación”. Pero si los primeros están llenos de dulzura y delicadeza, los segundos se hacen con vigor y determinación, ya que ahora somos capaces de afirmarnos. El terreno ha sido preparado en nosotros con este trabajo consciente de elección y de dominio de los pensamientos y de los sentimientos. La nueva luz que nos aclara rompe el círculo donde nos encerraban nuestros conocimientos limitados, nuestras concepciones demasiado estrechas. Podemos lanzarnos en un espacio mental infinitamente más vasto. El nuevo amor que fluye en nosotros desde los planos superiores nos permite romper con los lazos tejidos por nuestros deseos egoístas y pasionales. Él nos libera del miedo, de los celos, de la necesidad de poseer… bajo el sol de una inmensa generosidad.

La liberación es el hecho de una substitución. Los antiguos lazos se deshacen y se sustituyen por otros nuevos, mejores. Pasamos de un mundo a otro, regido por otras leyes.

En una de sus conferencias, el Maestro habla de las tres leyes a las que los humanos están sometidos según su grado de evolución. La ley de necesidad (ninguna elección), la ley de la voluntad libre (elección posible, pero limitada), y la ley de providencia (elección ilimitada). Naturalmente, estas tres grandes etapas presentan cada una de ellas peldaños que escalamos poco a poco, y cada vez con el sentimiento de liberación.

Esta liberación se hace primero interiormente, por supuesto. Pero llega un momento en que se manifiesta también en el mundo externo. Algunas antiguas relaciones, refractarias a toda evolución, os dejan, porque ya no os encuentran tan simpáticos, después de todo, dejándoos libres para nuevos contactos. Ciertas obligaciones pierden su importancia para vosotros, y renunciáis a ellas, o bien os abandonan, como por casualidad, dejándoos libres para otras actividades. ¡Cuantos de vosotros han tenido esta experiencia ¡

El sentimiento de liberación está acompañado de una gran alegría. Ésta se expresa en el octavo ejercicio con el aplauso y el movimiento flexible, vivo, amplio y alegre de los brazos.

El Maestro Peter Deunov decía: ” Estos movimientos expresan la alegría del alma que ha adquirido la libertad. Es la alegría de la mariposa que ha salido del capullo. Es la alegría de la flor que por primera vez ha abierto su corola a los rayos de sol”.

Pero esta alegría tiene que estar acompañada de un impulso de agradecimiento por la ayuda recibida. Es importante expresar agradecimiento. Aplaudimos a los artistas para acogerlos y darles las gracias y de esta forma se sienten inspirados para actuar aun mejor. ¿A quien de nosotros no le gusta que se aprecien sus regalos? ¿Por qué tendría que ser de otra forma para el Cielo? El agradecimiento crea un vínculo con las entidades superiores, lazo que les permite continuar haciéndonos beneficiarios de sus dones. Sí, el agradecimiento mantiene abiertas las grandes compuertas de las corrientes celestiales; la indiferencia desvía sus efectos y la rebelión se opone a ellas y las rechaza… Es simple, todo depende de nuestra actitud.

Nota:

“Se puede decir que existen sobre la Tierra tres categorías de seres humanos, y cada una de estas categorías está regida por una ley. La primera por la ley de la necesidad, la segunda por la de la voluntad libre y la tercera por la ley de la Providencia Divina.

A la ley de la necesidad están sometidos los seres primitivos quienes desde reencarnaciones no buscan otra cosa que la satisfacción de sus necesidades más groseras. Se han hundido tanto en la materia que no tienen ninguna libertad de movimiento, deben padecer sus condiciones de existencia. No tienen ninguna posibilidad de elección y para ello sólo hay un camino, muy duro, sobre el cual están obligados a andar.

La ley de la voluntad libre rige a seres más evolucionados quienes, en sus vidas anteriores, han pensado y actuado de tal manera que les está permitido ahora decidir su orientación. Por supuesto, su libertad es limitada, pero siempre tienen la posibilidad de elegir al menos entre dos direcciones. A esta categoría pertenecen los discípulos de todas las enseñanzas espirituales, los artistas, los sabios, los filósofos, todos aquellos que intentan progresar.

En cuanto a la ley de la Providencia Divina, gobierna a los Grandes Maestros y a los Grandes Iniciados. Numerosos caminos les son propuestos entre los cuales pueden elegir. Delante de sus ojos, la vida está iluminada y espléndida, porque son soles, tienen en ellos mismos la Luz.