Comprender las religiones
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Una religión debe tener en cuenta la evolución de las mentalidades (Pensamiento del 18 de marzo de 2004)
Para los cristianos, sus libros sagrados, el Antiguo y el Nuevo Testamento, siguen siendo, en gran parte, incomprensibles. Los respetan, los veneran, están persuadidos de que la Biblia es de inspiración divina, pero todos estos textos escritos hace tanto tiempo ya no corresponden a su mentalidad. ¿Por qué? Porque los fundadores de las grandes religiones, los Iniciados del pasado, hablaron para una época. Aunque existe un cierto número de verdades que serán válidas eternamente, en cada época deben ser adaptadas a la mentalidad de los humanos. Considerarlas al pie de la letra puede tener como resultado hacerlas incomprensibles o incluso chocantes. Jesús mismo vino para prolongar la enseñanza de Moisés. Decía: «No creáis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir sino para cumplir». Para que una religión siga viva debe tener en cuenta la evolución de las mentalidades, ya que Dios mismo desea esta evolución.
Una religión sólo es una forma que toma el espíritu para manifestarse (Pensamiento del 17 de Junio de 2004)
Una religión sólo es una forma que toma el espíritu para manifestarse. Ahora bien, ninguna forma permanece sin cambio. El cristianismo, que nació en Oriente Medio, recibió desde el principio ciertos elementos de las culturas griega y latina; éstos se añadieron a los elementos heredados de la religión judía, que a su vez fue influenciada por las religiones de los países vecinos: Egipto, Mesopotamia, etc… Una religión nunca nace de la nada, recibe los elementos de las religiones anteriores, y ella misma se transforma a medida que se difunde lejos de su lugar de origen. De esta forma, los pueblos de África, de América o de Asia que han sido convertidos al cristianismo, lo han mezclado con elementos de su propia cultura. Se quiera o no, las religiones se transforman. Aun tratándose siempre de los mismos textos sagrados, hay una distancia cada vez mayor entre lo que la gente lee y la manera en que piensan y actúan. La evolución es la ley de la vida, por eso no es razonable obstinarse en eternizar las formas de una religión.
Diversidad de religiones (Pensamiento del 20 de mayo de 2003)
La religión es ante todo una ciencia fundada en el conocimiento del ser humano tal como ha sido creado, a imagen de Dios. Se puede decir pues que los fundamentos de la religión están inscritos en el mismo ser humano. Al crear al hombre, Dios imprimió su sello en él, y haga lo que haga, el hombre no puede liberarse de él, es una marca inscrita en su estructura. Desde este punto de vista, el hombre no es absolutamente libre, no puede escapar de esta marca, de este esquema a partir del cual se ha construido todo su ser. Sin embargo, le ha sido dada la mayor libertad para manifestar esta predestinación divina que lleva en sí mismo. Así se explica la diversidad de religiones que, según las épocas y los lugares, han adoptado las formas más variadas y ricas.
La ciencia y la religión avanzan juntas (Extracto de las Obras completas, Tomo 21)
Muchos abandonan la religión porque piensan que los descubrimientos de la ciencia anulan o contradicen todas las verdades evangélicas. Pero no han comprendido nada, ya que, por el contrario, los descubrimientos de la ciencia no hacen más que subrayar las verdades de los Evangelios, que son las verdades de la Ciencia Iniciática, cosa que los religiosos no han comprendido y, por otra parte, los científicos tampoco. En realidad no hay oposición: la ciencia y la religión avanzan juntas, e incluso también el arte; los tres están conectados. La ciencia debe aportar la luz a los humanos, la religión el calor, y el arte la actividad. Puesto que en la naturaleza, en la vida, en el ser humano, trabajan juntos, se sostienen, no se les debe separar.