El trabajo espiritual
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La espiritualidad es una necesidad vital del ser humano (Pensamiento del 25 de febrero de 2004)
Evidentemente no es reprensible manifestar interés y comprensión por las diversas formas de la espiritualidad. Lo peligroso es dispersarse, no escoger nunca un método de trabajo interior y mantenerse en él. La cuestión ni siquiera es saber si hay que ser católico, protestante, ortodoxo, musulmán, budista, taoísta o nada de todo esto. La cuestión – y se plantea a cada uno, creyente o no creyente – es centrarse en algunas verdades espirituales esenciales y aplicarse para ponerlas en práctica. Pues la espiritualidad no es un ámbito facultativo que se pueda escoger o no, tal como se hace con otras disciplinas: los idiomas, el arte, el deporte, etc. Dada la estructura del ser humano, la espiritualidad es para él una necesidad vital, y mientras éste no tome consciencia de esta necesidad, va a lanzarse a actividades absurdas y peligrosas para sí mismo y para los demás. Tal como está construido, tiene una necesidad esencial de encontrar un alimento para su alma y su espíritu.
Tomarle gusto al trabajo espiritual (Pensamiento del 2 de octubre de 2001)
No dejéis pasar ni un solo día sin uniros al Cielo, sin meditar, sin rezar… Pues nada es más importante, más saludable para vosotros que tomarle gusto a las actividades espirituales. Varias veces por día, deteneos durante varios minutos, y tratad de encontrar dentro de vosotros vuestro punto de equilibrio, vuestro centro divino… Comenzaréis entonces a sentir que, en todas las circunstancias de la vida, poseéis en vuestro interior un elemento eterno, indestructible… Y aunque no saquéis de eso ningún beneficio en el plano material, interiormente sois más libres, más fuertes, estáis más llenos de confianza, planeáis por encima de los acontecimientos. Este trabajo espiritual es la única riqueza, el único bien que os pertenece verdaderamente. Os pueden quitar todo lo demás: sólo el trabajo os pertenece para siempre.
Trabajo espiritual y realización (Pensamiento del 12 de marzo de 2004)
El que decide emprender un trabajo espiritual debe comprender que este trabajo afecta a una materia extremadamente sutil que escapa a todos nuestros medios habituales de investigación. Pero los resultados que se pueden obtener en el plano espiritual son tan reales como los que se pueden obtener en el plano físico. Vosotros desencadenáis fuerzas, orientáis corrientes o ilumináis conciencias en el plano espiritual de una forma tan real como podéis aserrar madera o preparar una sopa en el plano material. Un día u otro los resultados estarán ahí, pero primero se producen en los planos sutiles. El que no conoce estas leyes espera ver enseguida los resultados de su trabajo interior. Como no ve llegar nada, se decepciona y esta decepción puede llevarlo a destruir lo que ya ha construido. Pero vosotros, ahora, lo sabéis, y ya no os desanimaréis.
Lo esencial es el esfuerzo personal (Extracto de las Obras completas, Tomo 28)
Sí, mis queridos hermanos y hermanas, sólo con conocer la importancia, el esplendor del trabajo espiritual, no dejaréis pasar ni un día sin concentraros, y varias veces, con todo vuestro pensamiento, con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma…
…Todos los Iniciados son unánimes: lo esencial es el esfuerzo personal, el esfuerzo sincero, el esfuerzo de la voluntad, del pensamiento, del alma, del espíritu, concentrados en los mejores objetivos.
El trabajo del espíritu sobre la materia (Pensamiento del 17 de noviembre de 2001)
Los dos principios masculino y femenino, que son los dos principios del espíritu y de la materia, tienen su origen arriba, en las regiones celestiales. Pero estos dos principios se manifiestan y actúan en todos los planos, hasta el plano físico, y su polaridad se manifiesta en todos los terrenos del plano físico. Vosotros mismos, cuando trabajáis, sois el espíritu que actúa sobre la materia. Y esto no sólo es cierto cuando queréis fabricar un objeto o incluso simplemente preparar una comida, sino que la actividad espiritual también es un trabajo del espíritu sobre la materia. Desde el momento que tomáis consciencia de la necesidad de mejorar ciertas cosas en vosotros mismos y decidís hacer este trabajo, ya os polarizáis: estáis vosotros y la materia sobre la que queréis trabajar. El trabajo espiritual exige en primer lugar que sepamos distinguir el yo del no-yo. Debemos por tanto alejarnos de lo que normalmente llamamos nuestro yo, y que en realidad no lo es, para acercarnos a lo que somos verdaderamente: nuestro Yo divino. Y es entonces cuando comienza el verdadero trabajo del espíritu sobre la materia, de nuestro espíritu sobre nuestra materia.