El trabajo espiritual en común
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Unirse a todos los que rezan (Pensamiento del 25 de noviembre de 2001)
Decís que rezáis, pero sin resultados, y que tenéis la sensación de encontraros en el vacío. Os daré un método muy simple pero muy eficaz. Cuando vayáis a rezar, empezad imaginando una multitud de espíritus dispersos por el mundo entero y que, allí donde se encuentran, están concentrándose en el Creador, conectándose con Él mediante su pensamiento y su amor. Imaginad que os unís a estos espíritus para rezar con ellos. De esta forma vuestra voz ya no está aislada en el desierto de la vida, y pedís ayuda al Cielo junto con miles de seres luminosos. Sentiréis entonces que vuestra oración es atendida debido al gran número de personas, a la colectividad, y os beneficiaréis de ello. Tenéis la sensación de que vuestra oración no alcanza su objetivo porque os encontráis solos. El secreto está en conectarse con todos los que rezan, pues en cualquier momento, en algún sitio del mundo, hay seres en oración.
Crear un ambiente de amor y de luz (Extracto de las Obras Completas – Tomo 4)
…Para resolver las dificultades no sólo hay que acumular conocimientos, sino crear en sí mismo un estado de consciencia armonioso, luminoso, poderoso, esto es lo que importa. Insisto en ello para que los que vienen aquí, vengan para sentirse en un nuevo estado de consciencia, en un estado de fraternidad, de calor, de paz.
En las bibliotecas se puede aprender solo, pero no podemos conocer el calor y el amor que fluyen de los seres vivos estando solos. Aquí lo más importante es sentir una corriente de fraternidad, crear este nuevo estado de consciencia.
No vengáis aquí para escuchar los discursos elocuentes que yo no haré, o para ver a un ser más o menos oriental, joven o viejo, hermoso o feo. Venid para crear un ambiente de amor y de luz, para que nazcan en el mundo entero hogares fraternales.
Trabajar por la humanidad (Extracto de las Obras Completas – Tomo 31)
…Incluso el ser más desheredado tiene la posibilidad de adquirir este estado de consciencia superior con el fin de trabajar para ayudar, instruir, mantener y aportar la paz a toda la humanidad.
Algunos pensarán: «¡Pero eso no puede ser, son tantos los humanos y yo soy tan pequeño!» Si razonáis así, disminuís el valor de lo que estáis haciendo. Claro está, no vais a realizar el Reino de Dios y Su Justicia en toda la Tierra de la noche a la mañana, pero desde el momento en que lo deseáis, orientáis vuestras fuerzas y vuestras energías en esta dirección. En primer lugar este trabajo produce efectos sobre vosotros mismos: os eleváis, os ennoblecéis, y como nada queda sin consecuencias, de una u otra forma influís favorablemente en los demás.