Espiritualizar nuestras actividades
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Saber utilizar cualquier trabajo para elevarse (Extracto de las Obras Completas – Tomo 13)
Mucha gente se imagina que para ser espiritualista hay que consagrarse a la meditación y a la oración. No, cualquier trabajo, incluso espiritual, se vuelve extremadamente prosaico cuando no se introduce una idea sublime, un ideal superior; y, por el contrario, cualquier trabajo prosaico puede ser espiritualizado si se sabe introducir en él un elemento divino. La espiritualidad no consiste en rechazar toda actividad física, material, sino en hacer todo por la luz, con la luz y para la luz. La espiritualidad es saber utilizar cualquier trabajo para elevarse, armonizarse, unirse a Dios.
Trabajar en nuestro perfeccionamiento (Extracto de las Obras Completas – Tomo 22)
Haced que todas vuestras actividades converjan en un único objetivo: el perfeccionamiento, y así desencadenaréis en vosotros mismos poderes que os transformarán profundamente. Por lo general, las actividades profesionales sólo afectan a los humanos superficialmente. Ir a la fábrica, a la oficina, trabajar en un laboratorio, hacer política, instruir a los niños, no puede despertar todos los poderes que el Creador ha puesto en ellos, excepto si, al mismo tiempo, hacen un trabajo con el pensamiento, el sentimiento y la voluntad que dé un significado más profundo a esta actividad, que toque las raíces de su ser. Así, en adelante, procurad empezar este trabajo, el único trabajo, tratad de tomarle gusto, de no poder pasar ni un día sin desencadenar fuerzas benéficas en vosotros y a vuestro alrededor, y ya veréis los resultados.
Lo importante es el motivo por el que actuamos (Extracto de las Obras Completas – Tomo 13)
En todas las actividades, lo más importante es la idea, el motivo por el que actuáis, el objetivo que queréis alcanzar. La actividad, por sí misma, no cuenta mucho; no os debe preocupar el hecho de que os procure consideración o que os reporte dinero. Puede ser que siguiendo una enseñanza espiritual parezca que no hacéis gran cosa, pero si lo hacéis con el deseo de alimentar, de sustentar la idea de la fraternidad universal, añadís cada vez algunos elementos para vuestro futuro, para vuestra evolución, y eso cambia todo vuestro destino. Quizás durante mucho tiempo no veáis ningún resultado, pero un buen día las bendiciones lloverán sobre vosotros por todas partes, porque todo lo que habéis hecho se ha grabado y recibís la recompensa. Los humanos os juzgan según vuestros actos, mientras que el Cielo os recompensa u os castiga según sean vuestros móviles. Y es del Cielo de donde debéis esperar la recompensa por el trabajo que hacéis para sustentar la idea de fraternidad.