11. Evera
¡Por fin, bailamos! Y la música es deliciosa de frescura y ligereza. “Abandonaos a ella, dice el Maestro, como en los brazos de la Madre Divina”.
Y es eso lo que debemos hacer en el umbral de la nueva vida: dejarnos llevar como un niño confiado, pero consciente de las grandes fuerzas que lo arrastran. Vueltos hacia el centro del circulo, con la mano izquierda recibimos las energías del amor que nos elevan hacia la verdad (mano izquierda delante, arriba). Vueltos hacia el exterior, nuestra mano derecha capta las energías de la sabiduría que nos dirigen también hacia la verdad (mano derecha arriba). Paso a paso, el amor nos lleva y la sabiduría nos conduce, y las dos nos hacen crecer en la realidad de la nueva vida.
¿Por qué no intentar desde ahora bailar, no sólo para nosotros mismos, sino para toda la humanidad, nuestra gran familia? Del mismo modo que el ojo capta la luz para todo el cuerpo, que los pulmones respiran para todo el cuerpo, cada uno de nosotros puede hacer un trabajo para favorecer la evolución de todos. Es un trabajo de la más bella magia blanca. Por cierto, “la vida para el Todo” de lo que habla el Maestro Deunov, ¿acaso no es esto? Haciendo conscientemente este trabajo entramos verdaderamente en este pensamiento.
Las fuerzas de la Madre Naturaleza de las que nos beneficiamos aquí son las energías formadoras de la nueva Tierra que no cesan de renovarse bajo el sol fecundante del Espíritu, del que nos acercamos en el siguiente ejercicio.