15. Aoum


El Maestro Peter Deunov explica ” hay una corriente que viene del sol y que baja hasta el centro de la Tierra y hay una corriente que sube de la Tierra hasta el sol. Estas dos corrientes atraviesan al hombre”. Con el brazo levantado, nos unimos con los planos divinos. Captamos de ellos las energías que nos atraviesan y que son trasmitidas a la Tierra por el brazo y la pierna que están tendidos hacia atrás. Al mismo tiempo, por el pie apoyado en el suelo, la energía que brota de la Tierra nos penetra, pasa por la columna vertebral y, desde la cumbre de la cabeza, sube hasta el sol. Esta doble circulación sol- Tierra y Tierra-sol, revela al hombre la importancia de su papel en el organismo cósmico.
El Maestro Deunov habla también de la cadena de los seres: arcángeles, ángeles, hombres, animales, plantas, minerales, todos vinculados por esta doble circulación del Amor Divino que mantiene la vida en todos los niveles. Cuando el hombre, en vez de guardar para él todo lo que recibe, cumpla de nuevo con su papel de una manera perfecta, toda la vida sobre la Tierra será regenerada, renovada, armonizada:
“Todos los seres de los diferentes reinos de la naturaleza están vinculados entre sí, dice el Maestro. Todos los seres que están por encima de nosotros y aquéllos que están por debajo están unidos a nosotros. El hombre se cree solo, pero en realidad está vinculado con millones de otros seres. Por sus pensamientos y sus sentimientos entra en contacto con ellos. Si sus pensamientos y sentimientos son buenos, nobles, luminosos, ellos influencian favorablemente a los seres que están por debajo de él, y, al mismo tiempo, activan un movimiento en los reinos superiores y Energías Divinas empiezan a verterse en él.
La sabiduría, la luz, el amor de los Ángeles, de los Arcángeles, de las Divinidades pasa a través de los Iniciados y de los grandes Maestros y llega a los humanos capaces de acogerlo; pero no se detiene allí; pasa por los humanos para alcanzar a los animales, los vegetales y los minerales. Después, gracias a otra corriente, estas fuerzas vuelven a subir hasta los reinos superiores y es así como se produce toda una circulación extraordinaria en el universo”.
El que está vinculado a esta cadena viviente de criaturas es visitado por la alegría, la paz y la luz de los seres superiores. “Aoum” , a mi parecer, es el momento el más sagrado de la Paneuritmia, su cumbre espiritual.
Por su sentido: la revelación de la misión del hombre.
Por su música: las notas de acorde perfecto.
Por las tres letras A, OU, M: vibraciones creadoras por excelencia, expresión de la Voz Divina.
Por la postura del cuerpo que evoca la forma de la primera letra del alfabeto hebraico, Aleph.
Cristo dijo: Yo soy Aleph…Yo soy la luz del mundo…Yo soy el pan descendido del Cielo”. También dijo: ”Nadie puede ir al Padre sino a través de mi”. Así de cercanas, estas palabras muestran la doble circulación a través de aquél que es el arquetipo de la figura humana.
Las dos corrientes que se encuentran en él dan al hombre una poder creador formidable. “Aoum” podría ser una descarga de fuerza fulgurante…Cristo dijo en otra ocasión: “Mi padre trabaja, y yo también trabajo con Él.” Ahí está el corazón de la revelación: ¡el hombre esta predestinado a convertirse en colaborador de Dios! A tener: ”el alma vasta como el universo, el espíritu poderoso como Dios y unido a Dios”. Ahí está la suprema altura del decimoquinto movimiento.
Nota
Por su conciencia, el hombre está situado entre el mundo inferior y el mundo superior. Si no está vigilante, si su conciencia no está despierta, son las fuerzas oscuras las que empiezan a dominarle. Y al contrario, cuando se relaciona con las fuerzas del mundo superior se convierte en un canal de corrientes poderosas y benéficas. Sabiendo esto, el hombre debe entender qué importante es su papel en el universo, pues depende de él que se abran las puertas del Cielo o las puertas del Infierno. Si, puesto que está situado al límite de los dos mundos, es de él, de su actitud, de lo que depende que sea el Infierno o el Cielo el que se derrame sobre la Tierra. Igual que el sol es la puerta de las fuerzas divinas en el sistema solar, el hombre es la puerta de las fuerzas solares sobre la Tierra. Tiene, por tanto, un inmenso papel que desempeñar en el universo.

El Maestro Peter Deunov explica ” hay una corriente que viene del sol y que baja hasta el centro de la Tierra y hay una corriente que sube de la Tierra hasta el sol. Estas dos corrientes atraviesan al hombre”. Con el brazo levantado, nos unimos con los planos divinos. Captamos de ellos las energías que nos atraviesan y que son trasmitidas a la Tierra por el brazo y la pierna que están tendidos hacia atrás. Al mismo tiempo, por el pie apoyado en el suelo, la energía que brota de la Tierra nos penetra, pasa por la columna vertebral y, desde la cumbre de la cabeza, sube hasta el sol. Esta doble circulación sol- Tierra y Tierra-sol, revela al hombre la importancia de su papel en el organismo cósmico.

El Maestro Deunov habla también de la cadena de los seres: arcángeles, ángeles, hombres, animales, plantas, minerales, todos vinculados por esta doble circulacióndel Amor Divino que mantiene la vida en todos los niveles. Cuando el hombre, en vez de guardar para él todo lo que recibe, cumpla de nuevo con su papel de una manera perfecta, toda la vida sobre la Tierra será regenerada, renovada, armonizada:

“Todos los seres de los diferentes reinos de la naturaleza están vinculados entre sí, dice el Maestro. Todos los seres que están por encima de nosotros y aquéllos que están por debajo están unidos a nosotros. El hombre se cree solo, pero en realidad está vinculado con millones de otros seres. Por sus pensamientos y sus sentimientos entra en contacto con ellos. Si sus pensamientos y sentimientos son buenos, nobles, luminosos, ellos influencian favorablemente a los seres que están por debajo de él, y, al mismo tiempo, activan un movimiento en los reinos superiores y Energías Divinas empiezan a verterse en él.

La sabiduría, la luz, el amor de los Ángeles, de los Arcángeles, de las Divinidades pasa a través de los Iniciados y de los grandes Maestros y llega a los humanos capaces de acogerlo; pero no se detiene allí; pasa por los humanos para alcanzar a los animales, los vegetales y los minerales. Después, gracias a otra corriente, estas fuerzas vuelven a subir hasta los reinos superiores y es así como se produce toda una circulación extraordinaria en el universo”.

El que está vinculado a esta cadena viviente de criaturas es visitado por la alegría, la paz y la luz de los seres superiores. “Aoum” , a mi parecer, es el momento el más sagrado de la Paneuritmia, su cumbre espiritual.

Por su sentido: la revelación de la misión del hombre.

Por su música: las notas de acorde perfecto.

Por las tres letras A, OU, M: vibraciones creadoras por excelencia, expresión de la Voz Divina.

Por la postura del cuerpo que evoca la forma de la primera letra del alfabeto hebraico, Aleph.

Cristo dijo: Yo soy Aleph…Yo soy la luz del mundo…Yo soy el pan descendido del Cielo”. También dijo: ”Nadie puede ir al Padre sino a través de mi”. Así de cercanas, estas palabras muestran la doble circulación a través de aquél que es el arquetipo de la figura humana.

Las dos corrientes que se encuentran en él dan al hombre una poder creador formidable. “Aoum” podría ser una descarga de fuerza fulgurante…Cristo dijo en otra ocasión: “Mi padre trabaja, y yo también trabajo con Él.” Ahí está el corazón de la revelación: ¡el hombre esta predestinado a convertirse en colaborador de Dios! a tener: ”el alma vasta como el universo, el espíritu poderoso como Dios y unido a Dios”. Ahí está la suprema altura del decimoquinto movimiento.

Nota

Por su conciencia, el hombre está situado entre el mundo inferior y el mundo superior. Si no está vigilante, si su conciencia no está despierta, son las fuerzas oscuras las que empiezan a dominarle. Y al contrario, cuando se relaciona con las fuerzas del mundo superior se convierte en un canal de corrientes poderosas y benéficas. Sabiendo esto, el hombre debe entender qué importante es su papel en el universo, pues depende de él que se abran las puertas del Cielo o las puertas del Infierno. Si, puesto que está situado al límite de los dos mundos, es de él, de su actitud, de lo que depende que sea el Infierno o el Cielo el que se derrame sobre la Tierra. Igual que el sol es la puerta de las fuerzas divinas en el sistema solar, el hombre es la puerta de las fuerzas solares sobre la Tierra. Tiene, por tanto, un inmenso papel que desempeñar en el universo.