6. Abrir
Si la Paneuritmia resume el camino de nuestra evolución, ¿qué hemos recorrido ya? Hemos entrado en contacto con un nuevo ideal, hemos comprendido su sentido, lo hemos querido, hemos decidido adoptarlo y actuar con psicología para ir hacia adelante, contra viento y marea, dejando atrás nuestra antigua concepción de la vida.
¿Qué paso es el siguiente? ¡Hacer la limpieza! Hacer limpieza en nuestro ser interior, como lo haríamos en nuestro propio apartamento: quitar el polvo y las telarañas, seleccionar los objetos, tirar todo lo que es viejo, caduco, usado, y poner cada cosa en su sitio. Los pensamientos son entidades vivas que vienen a habitar en nosotros y cuando nos abrimos a nuevas ideas las antiguas no van a dejar el sitio e irse simplemente. El propietario de la casa tiene que hacer un trabajo consciente. Y cuanto más tiempo la hayan ocupado los inquilinos, resulta mas difícil . Algunas personas se convierten interiormente en un verdadero campo de batalla donde se enfrentan las concepciones que habían alimentado durante diez o veinte años y las nuevas ideas que intentan aceptar. Para los jóvenes, en quienes los pensamientos perniciosos no han tenido tiempo para cristalizarse, el trabajo es más fácil, aunque también necesario debido a la herencia y la educación recibidas.
“El movimiento del brazo derecho, dice el Maestro Peter Deunov, permite solucionar las contradicciones en los pensamientos. El movimiento del brazo izquierdo, las de los sentimientos.” Las contradicciones más flagrantes son, justamente, las engendradas en nosotros por el encuentro entre las antiguas tendencias y las nuevas aspiraciones. En el ámbito del pensamiento, las antiguas tendencias están representadas por concepciones estrechas, egoístas, que impulsan a los individuos, a las familias, a los países a replegarse sobre sí mismos y a defender siempre sus intereses en detrimento de los intereses de los demás. Y ocurre lo mismo en el ámbito de los sentimientos. Esta apertura, este engrandecimiento de la conciencia, no requiere forzosamente el abandono de los antiguos modos de pensar y de sentir, sino en todo caso su perfeccionamiento.
Quizás sería bueno tomar ejemplos precisos. Quien piensa y trabaja para el bien del mundo entero no se olvida de los intereses de su propio país, puesto que éste forma parte de él. Quien es capaz de un amor universal da a su mujer o a su marido la mayor calidad posible en su amor, el amor más fiel, el más comprensivo, el más duradero…
La luz de la Ciencia Iniciática nos hace descubrir otro aspecto del sexto ejercicio y nos enseña qué actual es en nuestras vidas. Porque nada está adquirido definitivamente. Las antiguas costumbres, los antiguos “clichés”, incluso recubiertos con otros nuevos, permanecen en el fondo de nosotros y siempre son susceptibles de ser despertados. Debemos estar vigilantes para saber a quien podemos abrir nuestras puertas espirituales y a quien debemos cerrarlas. Las entidades que pueblan las capas inferiores del mundo invisible son criaturas ávidas y sin escrúpulos que se precipitan al menor fallo, y nos invaden. Ellas excitan pasiones y vicios porque se nutren de sus emanaciones. Viven a nuestra costa y nos agotan. Al contrario, las entidades superiores son nobles, delicadas y respetuosas con nuestra libertad. Ellas, de las que tenemos todo interés en lograr su presencia, se instalan únicamente si están invitadas. Entonces nos ofrecen sus dones de paz, de alegría, de gozo, de inspiración...
Así pues, podemos aprovechar este sexto movimiento para cerrarnos a todo lo que es inferior y abrirnos a todos los seres de luz, diciéndoles: “Venid a mí, os lo ruego, espíritus puros, quiero serviros: venid a trabajar a través de mi para el Plan Divino. Os ofrezco mi respeto, mi amor, mi reconocimiento.” Y en realidad, es esta práctica la que os permitirá verdaderamente abordar el séptimo movimiento “liberación”, ya que las fuerzas inferiores, bajo forma de instintos, son demasiado poderosas como para que podamos acabar solos con ellas. Tenemos que buscar aliados en el Alto Ideal y en el cortejo de los espíritus que lo acompañan. Son las fuerzas del bien las que dominan a las de mal, pero nos toca a nosotros abrirles la puerta.
Nota 1
“Evolucionar es ser capaz, cada día, de ensanchar el circulo de sus propias preocupaciones y actividades. Es una cuestión de punto de vista. Cuando se observa a los seres humanos, vemos que en primer lugar se ocupan de su propio interés, y después, un poco mas allá, de su familia, de su país. Nada más. Y es de allí de donde vienen todos los malentendidos. Muchos dirán que no hay mayor ideal que trabajar para su país. Pues bien, se equivocan, puesto que su país no representa la totalidad. Si cada cual trabaja únicamente para su país, esto sólo puede llevar a conflictos con los otros países. Cuando uno se limita únicamente a ocuparse de una parte, entra necesariamente en conflicto con las demás partes de ese todo. La paz, la alegría exigen que consideremos las cosas desde el punto de vista más vasto, más universal. Por tanto, para evolucionar hay que introducir en la cabeza un punto de vista cada vez más amplio, hay que abrir el corazón a un número cada vez más grande de criaturas y poner la voluntad en la realización de una familia universal”.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
Nota 2
“Incluso cuando piensan haber encontrado lo que llaman el gran amor, los humanos son desgraciados porque no saben amar; concentran toda su atención sobre un hombre, una mujer, sin darse cuenta de que se limitan, se empobrecen.
Amar verdaderamente es ser capaz de hacer entrar en vuestro amor por un ser, el amor por el universo entero, por todas las criaturas, por toda la creación, desde las piedras hasta las estrellas. Así derramáis en su alma tesoros, luces. Decir a un hombre o a una mujer: “Sólo te amo a ti” es la manera más segura de empobrecerle. No podéis aportarle nada con vuestro amor si vuestro corazón no está lleno, ya, del amor que sentís por las demás criaturas. Por cierto, la experiencia lo demuestra: ¿durante cuánto tiempo podéis decir que amáis realmente sólo a un hombre o una mujer? ¿Cuántos otros rostros que veis al pasar se abren camino hasta vuestro corazón, hasta vuestra alma, donde los guardáis preciosamente? ¿Acaso eso está mal? No, al contrario, pero con la condición de que no os detengáis aquí y que hagáis entrar también conscientemente el mundo entero en vuestro amor. Sólo este amor tan vasto, rico, puro, os hará feliz y dará la felicidad a aquél o aquella que amáis. Y vosotros tenéis también que darle la misma libertad de amar al mundo entero a fin de poder beneficiar a vuestro entorno de un amor enriquecido, embellecido.
Omraam Mikhaël Aïvanhov